En nuestro rostro en forma paralela tenemos dos ojos para mirar y ver. A los dos costados dos oídos para oír y escuchar. Al centro la nariz para olfatear y respirar. Debajo de la nariz una boca para comer y hablar. No tenemos dos bocas, pero hablamos como si la tuviéramos; hablamos demasiado, olvidando que tenemos dos oídos que sirve para escuchar; y simulamos escuchar para luego responder y no para comprender. De que nos quejamos: no me escuchan y no me comprenden. Habla demasiado y no lo entiendo. Cuál es la solución: la empatía, es la escucha activa centrada en el interlocutor, es ponerse en su lugar y sintonizar sus sentimientos para comprenderlo. Exponer atención a lo que dice y como lo dice sin juzgarlo. Le estamos prestando atención. Y algo más el asertividad es hablar con respeto a otra persona y defender nuestro derecho.
«La asertividad es la habilidad social que poseen ciertos individuos de comunicar y defender sus propios derechos e ideas adecuadas respetando a los demás. La persona asertiva comunica su punto de vista, evitando no ser agresivo, ni tampoco pasivo. Asertos, del latín denota afirmación sobre la certeza de algo.»
«Solo cuando dialogamos silenciamos los cañones.» Winston Churchill.
El silencio ayuda a escuchar. Dialogar es escuchar.
Antonio Wilson 24 de diciembre 2020.